jueves, 14 de agosto de 2008

Yo soy de Colán porque...


La intención de hacer este blog fue de escribir relatos de mi vida que suelen ser graciosísimos, o que al menos quedaron en el intento. Pero recrear anécdotas verdaderamente graciosas tiene su costo señores. Y es que no siempre todo lo gracioso que sucede en esta vida es fácil de redactarlo, hay situaciones que son graciosísimas pero cuyo contexto no ayuda mucho para crear una historieta. En fin, no seguiré hablando más al respecto porque ahora voy a escribir de algo distinto. Esto forma parte de un tesoro muy, muy rico en mi vida: Los veranos en Colán. Valga la aclaración, esta idea de hacer este nuevo post nace después de haber leído en el Facebook la millonada de razones que se exponen en el grupo " Yo soi de Colán xq...". Y es porque además yo también tengo mis razones para decir por qué soy de Colán. Créanme que ahora la principal razón de escribir este post es volver hacer este post que se me perdió la vez pasada a la hora ponerme a editar y que casi me hizo hundir en un ataque de histeria y llantos. Ahora llego a entender la canción de Silvio Rodríguez "Mi unicornio azul" ; así que espero no cagarlas esta vez.



Los recuerdos de mi chiquititud en Colán, son tan remotos, que tendría que retroceder todo los años que he vivido. En mi álbum hay unas fotos que fueron tomadas en la terraza de la casa de mi abuelo donde en unas salgo sentado en las faldas de mi papá con mi hermana Regina, y en otras en las faldas de mi mamá también con la 'Regi'. En las fotos que salgo con mi papá, él esta rodeado de unos señores los cuales distingo claramente de todos a dos: a mi tío 'Nacho' con Mirella y Giuliana en sus faldas, y mi tío Jorge Mc Donald con el 'Chino' y el 'Giorgio' también en sus faldas. En la foto que salgo con mi mamá también se da la misma situación que la anterior, pero con las demás 'mamaces'. Les cuento que esta foto data de 1977, cuando por lo menos yo tenía seis mesesitos de vida; el 'Chino' y el 'Giorgio' son escasamente dos meses mayores que yo. Estas fotos me indican que yo fui a veranear a Colán desde que nací, y que mis primeros amiguitos que conocí en mi vida (al menos de los colaneros) son el 'Giorgio' y el 'Chino' Mc Donald, los vecinos de la casa de mi abuelo en Colán. Y será quizá que a partir de ese verano siempre jugué con ellos cada verano, yo recuerdo que siempre parábamos correteando detrás de las avionetas que hacían su vuelo rasante cuando llegaban a Colán, entre alaridos de risas y carcajadas en la terraza de la casa de mi 'papo' como queriendo alcanzarlas a su paso, también recuerdo que ambos no necesitábamos tocar la puerta para preguntar si se encontraba Juan, Jorge o Giancarlo. Esos son los recuerdos más añejos que mi tan compleja memoria los guarda aún.



Uno de los veranos de esa etapa de mi muy feliz infancia, que más recuerdo, es el del año 1982. Recuerdo el día que me establecí en la playa, creo que fue un domingo que llegué a Colán en el Datsun Stanza verde de mi papo Juan con Regina. Después llegaron mis padres a parte. Ese verano lo recuerdo en varias etapas, una en las que siempre jugaba con mi primo Atilio que también se aloja en la misma casa que yo, otra etapa que estaban los mellizos Mc Donald, otra que paraba con Pedro Ernesto Olavarría y su hermana Melissa que siempre se burlaba de mí diciéndome que en mi cumpleaños me iban a hacer una torta para bebitos porque yo siempre me hacia 'pipí' en la cama; otra etapa que recuerdo de ese verano era ese que en las mañanas salía a caminar con mi mamá y me dejaba jugando en la casa de Michella Augusto, y en las tardes también cuando mi madre se reunía timbear con las tías en esa misma casa; y la otra etapa que recuero es cuando a la casa de mi papo se instala mi tío nacho con mis primas Mirella y Guilana, y mis primos Juan Ramón y Juan Manuel que con las justas tenía un año de vida. Cada etapa también guarda recuerdos muy particulares, por ejemplo, de la primera etapa recuerdo una vez que me fui con mis tío Atilio y Tesi, Atilio (hijo) y Giovanna, y mi hermana Regina, caminando hasta las 'peñitas' de ida y vuelta; una caminata que, a esa edad, me parecía eterna. En la etapa que me juntaba con Pedro Ernesto recuerdo una vez me trepaba el muro de su casa - que era el otro vecino colindante de la casa de mi abuelo- escapándonos porque creo que su mamá lo había castigado por no tomar su desayuno o algo por estilo, la verdad no recuerdo el motivo que nos hizo trepar un muro para salirnos de su casa a jugar a la playa. Cuando llegaron los hijos de mi tío de 'Nacho' recuerdo que nuestras nanas nos llevaban a caminar a una casita que no estaba habitada y pasabamos parte de la mañana jugando por allí, comeindo peras que las nanas llevaban, etc. Que difícil es a esta altura de mi vida invocar tantos recuerdos, pero eran épocas que se esuchaba mucho la música de la primera generación de los Menudos, los Parchis, Paloma San Basilio, José Luis "el puma" Rodríguez; en las mañanas vestías ropa de baño, y por las tardes usabas ropa de calle y las nanas nos llevaban a la 'Macaria' a comprarnos golosinas. Que ternura de recuerdos, tomando leche a la hora del rico atardecer colanero y comiendo las empanadas rellenas de aires tan ricas y únicas en Colán.



Después de ese verano vino el verano del 83 con su Niño que dejó su maretazo que destruyó muchas casas. El maretazo destruyó la terraza de la casa de mi abuelo, destruyó la casa de los Mc Donald, la casa de los Olavarría. Fue un feo verano, pues veranos sin playa no son verano. Ese Niño condenado se llevo mis veranos en Colán por lo menos tres años condenando en el olvido las noches en que contemplaba las luces de Paita, los 'chinchorros' de los pescadores, el pan del desayuno, las empanaditas rellenas de aire, las golosinas en la 'Macaria', los mellizos Mc Donald pescar en la orilla con mallas de celosía, y muchas cosas más. No fue hasta febrero del año 86 en que mi abuelo reconstruyó la terraza y los veranos volvieron para mí, recobre esos añorados recuerdos de su estado de coma, de esa agonía maldita que alguna vez me obligó a pensar que todo eso había sido una fantasía; incluso recuerdo esa vez cuando todo volvió a empezar aquella primera noche se me hizo casi imposble consiliar sueño, porque ya me había olvidado que el mar también suena de noche. Comenzaron tiempos en que había que aprovechar en escribir una nueva historia para dejar atrás en el olvido ese eslabón que el Niño se llevó. Al año siguiente empieza una nueva etapa de mi vida nuevos amigos, mis primeras amigas, mi primer tono, la primera vez que bailé en una fiesta. En ese verano conocía a Ernesto Bernales, al 'Pato' Burneo, al 'zambo' Martín Zapata, Víctor Matta Gotusso, 'Mari' Burneo, 'Eli' y 'Cristi' Espinosa, 'Mili' Seminario y por supuesto mi primo Juan Ramón. Esa era la 'collera' de los veranos, siempre fuimos en escencia ese grupo con los que alguna vez organizamos una fiesta en casa de mi abuelo y que bailamos toda la noche dándole vuelta a un casette de Hombres G, con los que jugabamos guerra de carnavales niños versus niñas, con los que teniamos miedo a esa vieja superstición de la rubia encadenada, de la ida a la bocana del río Chira y el tío 'Nacho' cazando cangrejos con su cuchillo, volvieron a poner las famosas piscinas para evitar las picaduras de las rayas, que en realidad eran un cerco de mayas de alambre que impedía que las rayas pasaran y creaban un área apta para bañarse en el mar a cualquier hora y con cualquier marea. Un nuevo renacer colanero en la que hice nuevas amistades que hasta hoy siguen perdurando.


Si de veranos he de hablar, para mí el mejor de toda mi vida fue el de 1990, cuando apenas tenía 13 años. Esa vez estuve en casa de mi abuelo desde un 29 de diciembre hasta el 1 de abril. ¡Qué riiiico! Justo en esa época que en la ciudad se respiró quizá una de las campañas electorales más tugurizadas de toda la historia nacional, y yo no me enteraba de nada de eso, vivía en un ambiente de paz y felicidad. Claro cuando de vez en cuando me daba una vueltita por Piura era enfermante como la publicidad electoral salía hasta por los poros ¡Espantoso!. Ese fue el verano en por primera vez mi corazón latió por una niña, Carolina Woodman. Estuve re-templadísimo de ella. Tontamente nunca me le declaré. Ese verano lo considero como el verano de la hiperacción. Cuando amanecía, tomaba el desayuno y salía a la playa con mis amigos hasta la una de la tarde que era la hora del almuerzo y todos regresaban a sus casas; a las dos de la tarde otra vez salíamos a la playa y a las seis de la tarde todos regresaban para tomar el lonche, ducharse y las ocho de a noche volver a salir, y nos ibamos genrealmente a la plataforma deportiva y estabamos ahí hasta las once de la noche hora en que regresbamos a casa para recién descanzar. Y la vida era hiperactiva porque siempre hubo algo que hacer; a veces nos metiamos al mar en el bote inflable del 'Pato' Burneo, o en kayac, otras nos ibamos a la cruz hacer sandboard o presenciar el sunset, otraz veces parábamos metidos en la casa de mi tío 'Nacho' jugando ping-pong o en casa de la 'Mari' jodiendo la paciencia; en las noches que no ibamos a la paltaforma deportiva, o haciamos fogata o nos haciamos machitos delante de las chicas haber quien entraba de noche las casa embrujada (que era una casa de dos pisos que se quedó destruída desdeel maretazo del 83). Eran tiempos en que era pecado mortal que no te inviten a la fiesta de Michella Augusto, de Ramón Caminati, de Javier Ponce; el luau en la plataforma y la fiestitas de los sábados también en la plataforma. Fue el verano que a manera de 'pendejada' probamos por primera vez el cigarro; ja, ja, ja, nos fuimos a fumar un grupo de 7 amigos por la cancha de tenis de la plataforma y despues lo hacíamos a escondidas en un medano antes de entrar a un tono en casa de 'Eli' como si fueramos fumones, en esa ocación hice prometer a mis amigos que esa iba a ser la última vez que ibamos a fumar porque sabíamos lo peligroso que es ese vicio. ¡Ay! que patético inocente, si después me volví fumador empedernido- gracias a Dios que hace tres años que no fumo absolutamente nada-. El verano en que la música de moda en los tonos era la lambada que nadie la bailaba porque nos parecía muy atrevida-cucufatos-, las Chicas del Can, Altamira Banda Show con su famoso Banana, AC/DC, Guns 'n Roses, Bon Jovi, el Red, red wine de UB40, etc. Y ahora que menciono Bon Jovi, en ese verano yo escuchaba el casette New Jersey hasta el cansancio, y cada vez que escucho las canciones de ese álbum automáticamente me recuerda ese hermoso verano. Fue el verano del primer beso cuando jugábamos verdad o castigo. El verano en que arribaron a la playa famosas celebridades de todo índole, a principios de ese verano estuvo casi una semana nuestro actual presidente Alan García con su familia cuando él empezaba su último semestre de su fatal madato. Dijeron las malas lenguas que Alan García sólo se bañaba en la orilla del mar porque no sabía nadar. También llegó en ese verano el famoso escritor Mario Vargas Llosa que estaba justo haciendo su campaña presidencial y arrivó en avioneta a la pista de aterrizaje de Colán colmando las expectativas de todos los que deseamos que él fuera nuestro presidente. También llegaron las Chicas del Can a tocar en Colán; y como no me voy acordar de ese concierto, que por cierto yo no fui, cuando unas amigas que habían alquilado la casa de los Mc Donald, me dieron la plata para que les compre las entradas porque ellas tenían que viajar a Chiclayo y regresaban para el día del tono, y ni bien me dieron la plata ellas tomaron inmediatamente su viaje a Chiclayo, y yo puse el dinero de las entradas en el bolsillo de mi bermuda me fui a bañar al mar y perdí el dinero. Cuatrocientos mil Intis al agua, que al tipo de cambio de esa época eran US$30.00. Después de la sófera puteada de mis padres ellos tuvieron que poner de la suya para evitar los problemas. Casi al final de ese verano recuerdo una chica de Pimentel estuvo una semana en Colán, se llamaba María Cecilia, y que vestía un vestidito anranjado que hacía publicidad, que para mí hasta ese entonces era totalmente desconocido, a Cambio 90. Dios que linda era esa chibola, toda la collera quería con ella, como lobos hambrientos, causando celos en el resto de nuestras amigas. Nunca más supe de esa moza muchacha que alboroto las testoronas a todos, ojalá que en el utópico caso que alguna vez leas este post, María Cecilia, trates de acordate de mí y que no te hayas casado. Este verano es ahora para mí como la serie de los Años Maravillosos que siempre lo tendré en la mente, porque quizás ese fue una época dorada de Colán que quizá nunca más se vuelva vivir.


Continuará......