viernes, 16 de enero de 2009

♪Si vas para Chile...♪


No creo que exista ser humano en el mundo al que no le guste viajar, y si lo hay debe ser el más anormal que pueda existir. Yo adoro viajar, aunque no he realizado demasiados viajes en mi vida, aún; pero me encanta sentir esa sensación que te produce la angustia de querer partir, la emoción que produce el avión cuando acelera y empieza su marcha para alzar vuelo, el estar lejos de Piura disfrutando cuando estoy conociendo otra ciudad, su gente, etc. Viajar es chévere porque experimentas cosas nuevas, aventuras, amores, y por qué no, anécdotas.

A finales de octubre del 2008 tuve la suerte de conocer Chile, un país muy bonito e interesante, sobre todo su gente y su modo de vida. Santiago es una ciudad muy moderna, como lo son las principales capitales de la América Austral.

Mi visita a Chile fue para un evento internacional de Rotaract, un programa de Rotary International, el cual fui socio hasta que entré a la base tres. Actualmente soy socio rotario, algo que me nace de familia, porque desde mi 'papo' Juan, mi papá, mi mamá son rotarios y a mí también me nació el ser rotario. El evento al que asistí se llama ERBOPECH, o 'Erbo' como se le suele llamar, que significa Encuentro Rotaractiano Boliviano, Peruano, Ecuatoriano y Chileno. Es el tercero que asisto, el primero como rotario, lo cual es un plus muy interesante, pues todos quieren tomarse una foto con el 'tío' rotario. Verdaderamente yo disfruto mucho de este tipo de eventos, donde uno llega a conocer mucha gente de otros países, otras culturas, otras formas de pensar, otras jergas. Es muy alucinante interrelacionarse con gente que a la vez provenimos de pueblos cuya historia involucra muchos conflictos, y sin embargo eso no ronda en nuestras mentes cuando nos juntamos cada año, y demostramos que si se puede vivir en paz y muchísimo más. Cuan importante es poder estar en casa de otro amigo y conocer su familia y aprender de sus costumbres y a la vez transmitir las tuyas. Eso tiene un precio muy alto y especial. El volver a ver amigos que los conociste una vez y pasado unos años te vuelves a ver y sentir esa sensación, la emoción de encontrarte como si fuese tu amigo de toda la vida y saludarte tan efusivamente... y que decir de los que recién vas conociendo relacionarte como si fuese una persona que has conocido hace mucho tiempo, intercambiar las monedas, los recuerdos y souvenirs; son cosas que quedan viviendo en el alma. Ojalá la vida me permita asistir a cuantos eventos internacionales, tanto de Rotaract como de Rotary pueda, porque en realidad es indescriptible esa sensación de conocer gente de otras partes.

Dejando de lado el sentimentalismo, les voy a contar una par de historietas que sucedieron en Santiago al regreso de Valparaíso. El domingo por la noche regresamos a Santiago después de haber pasado el fin de semana entre Valparaíso, Viña del Mar y Maitencillo Allan, Manuel y David y yo; en Santiago nos hospedábamos en el departamento que nos prestó Marcos Bustamante -un millón de gracias Marquitos estoy con una tremenda deuda contigo hermano- Siendo aproximadamente casi la medianoche chilena, creo que apenas llevábamos no más de hora y media de haber retornado de Valparaíso, y el hambre nos devoraba por completo y con zapatos a los cuatro. Fue entonces que con espíritu temerosamente aventurero, decidimos lanzarnos a explorar la muy tardía noche dominical de Santiago para encontrar un lugar donde tragar. Estando a tres cuadras de la Plaza de Armas de Santiago emprendimos nuestro andar hasta encontrar donde "jamear" -¡je! Me salió con rima-. Cuando llegamos a la plaza de armas vimos, como era lógico, casi todos los establecimientos comerciales cerrados. Unos comerciantes que acaban en ese preciso instante de ponerle candado a su tienda, a quienes les interrogamos, nos dijeron que vayamos a 'Pionono', que podíamos llegar bajando la Alameda hasta la Plaza Italia y etc. No dijeron que era cerca, espero equivocarme, pero yo ya había estado por la Plaza Italia y no me parecía como dicen aquí en mi tierra: "Aquisito no ma'..."; por lo que no me pareció certera la referencia. Nos dirigimos hacia la Alameda y con las justas bajamos dos cuadras. Justo cuando empezábamos ese trayecto mi primo Allan llegó detectar con su olfato de sabueso el olor a comida, lo que a la postre nos obligó a dar marcha atrás cuando bajábamos la Alameda. Y fue que retornamos a la Plaza de Armas y bajamos por la misma calle que nos trajo desde el departamento hacia la plaza y mi amigo Allan nos supo dirigir a un lugar que quedaba al frente de la Catedral y dentro de una especie de quinta que era donde provino ese olor a comida que sólo él pudo detectar con su tan desarrollado sentido del panfato (panza + olfato). La quinta era un lugar medio maleado. Llegamos justo al ventiúnico lugar abierto que vendían comida a esa hora en el mero centro santiaguino, y se trataba de un restaurante donde vendían comida peruana. Y mientras estábamos en la puerta pagando nuestro consumo se escuchaba clarito que adentro se había armado una gran gresca; las mentadas de madres y los vidrios rotos eran la perfecta armonía que adornaba tan pintoresco lugar. A pesar que ya había pagado mi lomito saltado ya me había arrepentido de estar en ese lugar, el culito se me hacia agua del miedo que me dio. A las finales con o sin miedo igual entramos al "Congos". Era un restaurante-cantina-chingana-pub donde van todos los domingos a divertirse nada menos que muchos de nuestros compatriotas peruanos. Ahí van las alcurnias mas distinguidas del 'rico llauca', la rica Vicky, Chimbote, unos cuantos paisanitos del cementerio de Castilla; me sentía rodeado de integrantes de bandas como los 'retacos' (haber mi promo si se acuerdan de esa banda delincuencial ochenteraza, ¡añejos!), los destructores; los japas, los ducos, los ñocos - tan solo por citar famosas pandillas juveniles de mi época escolar- era la élite delincuencial peruana en un lugar gerenciado por un chileno para peruanos, con comida peruana y música peruana, hasta presentación en vivo de un grupo de cumbia interpretando las canciones de moda del Grupo 5, Hermanos Yaipén, etc. Quizás los que tuvieron la oportunidad de verlo, este local fue parte de un reportaje en un noticiero dominical. Por el lado femenil veía dignas representantes de las mas figurativas agremiaciones de la Av. Javier Prado, Av. Arequipa, y quien sabe de la avenida Loreto, si señores esa que está cerquita de mi casa acá en Piura. En pocas palabras el lugar era aterradoramente horroroso, con decirles que el mozo que nos atendió tenia un tajo en la cara y había cumplido condena en Sarita Colonia. La situación pintaba como para mearse los pantalones. Como si fuera poco en una mesa vacía que estaba a nuestro costado se sentaron tres personas con caras naditas amistosas que nos tiraban ojo permanentemente. No creo nos hayan estado chequeando minuciosamente porque sea guapo, más probable porque éramos un lunar en tan animado ambiente y seguro que nos querían armar la bronca, asaltarnos, secuestrarnos, violarnos, y de hecho que al final matarnos. Yo por dentro me encomendaba a Dios que me protegiera mucho en ese momento; y por mi parte traté evitar cruce de miradas y roces que pudieran ocasionar algún pleito. Cuando llegó mi Lomo Saltado no e quedo otra que concentrarme profundamente en acabármelo lo más pronto posible, incluso Manuel cortaba su carne con una delicadeza evitando que su esfuerzo no provoque algún roce con los maleantes que estaban a su espalda. Una vez terminada nuestra tan amena cena nos levantamos del recinto simulando mucha normalidad como si estuviésemos muy a gusto, apuesto que hasta un ciego se daba cuenta de que en ese momento nos cagábamos de miedo, y le juro que yo escuché alguien de los maleantes de la mesa del costado -que valgan verdades ni siquiera una chela se pidieron- emitió el típico silbido de 'muchachos a ellos' y ahí si que sentía muerto. Alucinaba al día siguiente mi pobre y amada madre viendo el canal 6 las noticias de RPP al narrador decir: "La cancillería peruana en Chile reporta el hallazgo de cuatro peruanos mutilados en las afueras de un recinto bailable en el centro de la capital chilena, aun no se identifican las víctimas, se presume que antes de fallecer los asesinos los despojaron de todas sus pertenencias..." no me imagino la angustia de mi madre. Pero pudimos salir caminando y respirando de ese huarique. Cuando hacíamos nuestro respectivo ingreso a la recepción del edificio donde estaba quedándome pude sentir un enorme alivio, que la coloración de mi rostro, los latidos de mi corazón, la circulación de mi sangre, la presión sanguínea, el fluido de gases, las secreciones, todo regresaba a su estado normal. Hasta ahora no recuerdo bien si el lomo saltado estaba rico o no, con el terror que sentía no logre degustarlo.

Desde que llegué a Santiago nos dimos cuenta de un negocio muy curioso que prolifera mucho por el centro de la ciudad: Los café con piernas. Estos establecimientos son un típico café con la diferencia que la chica que atiende lo hace en prendas excitantemente diminutas. Allan y yo desde que vimos esos negocios el primer día quisimos sacarnos la espina y saber a detalle de que se trata, pero no hubo tiempo de indagar. Y no fue hasta la mañana del último día, después del susto de la noche anterior en la guarida de la banda del choclito, que nos decidimos ir a tomar desayuno a estos cafés tan peculiares. Fuimos a la vuelta de donde se ubicaban muchos de estos establecimientos, y había uno que en su puerta publicaba: “Café con las chicas mas hots y sexy Teatinos…” A mi compañero y a mí nos llamo mucho la atención la palabra Teatinos, no era el nombre del local, y nos quedamos con tamaña incógnita en el cerebro, y hasta dudamos y pensamos que podía ser una especie de manifestación gay y decidimos no entrar. Al frente había un café común y corriente, y con la resignación de no haber entrado al café con piernas, nos fuimos a desayunar, pero nos dijeron que el local en ese preciso momento ya se había cerrado el servicio de desayuno. Allan se puso peor, porque para él es un sacrilegio que se le niegue una comida en el día, es muy respetuoso y religioso con sus horas de comida y demás antojos. Entonces seguíamos bajando por la avenida hasta que encontramos un café que se llamaba ‘Café Brazil’ y cuando entramos un par de manos nos halaron hacia a dentro del recinto; me sentí como ese par de policías de la película Locademia de policías cuando los envían a la Ostra Azul un bar gay, igualito. Es mas sentía en mis oídos la misma música que acompañaba esa jocosísima escena, pero con la salvedad de que este no era un bar gay, las manos que nos jalaron pertenecían a una señorita que lucia una diminuta tanga y que pegaba su cuerpo hacia el mío para informarme todo lo que el local ofrecía acompañado con una dulce, sensual, y por supuesto, impostada voz. Yo la verdad que en esos segundos no reaccioné en mí mismo y no me daba cuenta de lo que estaba pasando hasta que tome posición respectiva y pedí mi desayuno. Ahora si le “invitaba” un desayuno a la ‘moza’ ella encargaba de ofrecerme un servicio muy sensual como para despertar a mi amigo el bombero ponerlo en fa, o mejor dicho bien al palo. Yo ni tonto ni perezoso le ofrecí con mucho gusto un desayuno a la señorita y obtuve mi bailongo que me levanto mucho el ‘animo’. Bueno era necesario subirle unos grados de temperatura al frío santiaguino. El café con piernas, que lindo negocio no es tanto como un night club, porque atiende en horario de oficina, pero si me percate que es un lugar preciso para aliviarse unos minutitos del agobiante estrés del trabajo y tomarse un cafecito, y si gustas, laguito más.

Ese mismo día en la tarde fuimos al cerro San Cristóbal, donde se aprecia una amplia vista de la ciudad de Santiago, pero por la premura del tiempo y lo próximo que estaba nuestro vuelo de retorno no subimos. A las afueras de San Cristóbal se encuentra nada menos que el famoso ‘Pionono’ que es una calle donde se hallan un montón de pubs, donde concurren muchos turistas y la élite de la belleza femenina de Santiago, si señores, chicas lindas, hermosas, de todos los colores y sabores, las rubiecitas, las castañitas, las de pelo onduladito, las de ojitos claros, las trigueñitas, las morochitas, la belleza chilena en su máximo exponente, súper fashion, sexys, encantadoras. Este antro funciona todos los días y las 24 horas. Por no pagar un taxi terminé cenando en el Congos con puras feas y tipos con las caras cortadas.

¡Ah! Y como si fuese poco, Teatinos es la avenida donde se hallaban los cafés con piernas. ¡Plop!