Una noche, en algún lugar del Perú, entraba a un "Night Club", ese sitio donde van los hombres y se encuentran con chicas "malas" que por dinero hacen "cosas buenas".
Recuerdo que esta bien pasado de copas y la fulana que se me sentó a mi lado parece que le fui de su total agrado por que ella de arranque se apoderó de mí y me "chapaba".
Yo, en lo 'zampao' que estaba, me calenté, como si fuese un enfermo de fiebre. Mis manos tocaron lo que no se debe tocar; palparon cada centímetro de cuerpo de la fulana, pues como verán también saqué provecho de la calentura. Bailábamos y regresábamos a la mesa donde se encontraban mis secuaces amigos. Cada vez que salíamos a bailar hacía gala del verdadero 'perreo', mis amigos se avergonzaban del bochornoso baile que yo protagonizaba - y qué se va hacer cuando uno anda borracho-.
Estaba en pleno punto de ebullición de mi arrechura, la tenía contra el espejo, simulando esas cosas que hacen los recién casados en su luna de miel y que a todos nos gusta - no se vale hacerse creer virgen-. y pleno acto de calentura surgió este pequeño parlamento:
Puta: ¿Quieres hacer el amor?
Yo: ¡¡¡¡¡Siiiii!!!!! - lo dije con un tono tan, pero tan ardiente-
Se imaginan, yo por dentro pensé: - ¡Lo hice!, I did it!; Oooh yess!!! Me sentía como equipo de fútbol dando la vuelta olímpica, el orgullo se me desparramaba totalmente, creía que la caza había concluido con rotundo éxito, me sentía todo un Don Juan, el afanador "interplatanario", el conquistador intergaláctico.
Puta: ¡200 Soles!!
Yo: ¡Nooo! -Con una sensación de bajón de temperatura y frustración-
Moraleja: "De cojera de perro y cariño de puta, no te fíes"
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